December 26, 2010

Capitulo V "Boda" Libro 2 - porcion- Cpyrigths 2010

CAPITULO V

BODA

Las luces de la ciudad estaban encendidas. La boda del año daba comienzo. La diversión estaba tocando a la puerta, mientras con total elegancia aquel joven aristócrata gentilmente salia de su limusina.
Ruido y humo. Altos decibles y luces embriagantes. Copas de champaña rebosantes y bocadillos lujuriosos. Sonrisas, que seguían a un "Bienvenido" gestual expresado en apenas una mueca facial, daban la aceptación indiscutida a la figura central de la noche: el mejor amigo.
Era la boda de los Lavartonne, la cual había sido esperada y ansiada por meses desde que aquellas doradas invitaciones tocaron las manos de sus lisonjeros participantes. Catalogado, desde los últimos dos meses por la prensa, como el máximo acontecimiento social de la temporada, donde el lujo y la sofisticacion daban evidencia de que no se había dejado escapar ningún deseo reprimido de esta pequeña "duquesa" quien planeaba darse la fiesta del siglo y su bien posicionado padre se lo concedería sin miramientos. Lo selecto de la comida seria servida, lo mejor de la música seria escuchada y únicamente "la creme de la creme" de la sociedad podría ingresar. Todo, y solamente, lo que su única hija deseara pisaría la alfombra roja aquella noche.
-Pero como es que el esta aquí?- se pregunto el portero extrañado, quien sin dar mas notoriedad al asunto tomo su abrigo al dejarle paso.
El padre bailaba suavemente con su tierna hija. La canción: "The Climb" de Cirus. Todos contemplaban embelesados, mientras el comía algunos bocadillos y su copa, medio llena y burbujeante, bajaba el salado sabor del caviar. Recostó su carismático esmoquin a la escalinata mas cercana de aquel elegante palacio, observando como las miradas contrariadas, de a su criterio tan “abominables cortesanos”, le destajaban en su presencia. Se lo merecía y lo sabia. Pero ser la oveja negra de la familia tendría sus recompensas. Nadie le molestaría aquella noche y mientras comería placenteramente cumpliendo con los requisitos estipulados a pie de pagina en su invitación: " Mantén tu boca ocupada, sin hablar y no arruines nada".
El fragante perfume capto su atención, aun mas que el brillo de sus ojos reflejados en los suyos; de esos aromas muy difíciles de olvidar y fáciles de asociar.
-Muy bella, verdad?- pregunte. Pero no respondió, solo se molesto en mirarme de reojo y sin mascullar una sola silaba llevo su trago a la boca mojando sus labios apenas. No le intereso mi pregunta, ni mi comentario, ni siquiera mi presencia a tan solo 2 metros de su relajado cuerpo apoyado en la baranda de la escalera. No estaba a su nivel, eso era obvio.
-Si, bueno. Interesante respuesta- agregue- Yo pienso que si también. Era de las pocas chicas solteras que le quedaban a esta moribunda aristocracia que no andaba buscando formalizar con alguien por capricho o interés.
-No lo necesita. - aseguro el joven mesuradamente mientras daba el ultimo trago violento a su infinito elixir como tratando de olvidar el haber hablado.
-Si, es posible. No solo es de la clase alta sino que ademas su familia tienen mucho mas que suficiente y teniendo en cuenta que el resto de estas personas solo le alcanzarían a los tobillos se diría que....
-No lo necesita porque su padre falleció y heredo su fortuna.- agrego el malhumorado joven que ahora salia desesperado y a ciegas en busca de alguna otra camarera con una copa llena.
Que tanto quiere tomar pensé, si esa champaña ni siquiera tiene alcohol, pues este era el único capricho que su padre puso dentro de las excepciones, pues conociendo a su hijo y al resto de los invitados, el buen nombre y la reputación de la familia debían de aparecer el siguiente día en los titulares de “Sociales” y no en la sección “Policiales”.
Una vez mas la clásica y repetida historia del amor platónico de juventud imposible de olvidar. Recuerdos incubados en la inocencia de los primeros años de la niñez trepando perales y nogales en primavera en casa de sus tíos políticos, veranos chapoteando sobre las olas embravecidas de la costa, inviernos embadurnados de nieve y bigotes de chocolate en los alpes suizos y una década y media compartida entre libros y risas en el colegio ahora terminaban, terminaban para siempre en los brazos de otro amor, en las nuevas vivencias generadas por los susurridos, las tristezas, las alegrías, por el rose de labios extraños. Era de entender lo frustrado que debía ser para aquel joven tener que tragarse todo aquello sin poder decir nada. Se la habían arrebatado por burocracias sociales, sin su consentimiento, sin su permiso, sin una sola palabra que pudiera salir de su boca... hasta aquel momento. Aquel preciso momento en que se dirigía ahora, copa en mano y mirada furiosa, a su encuentro.
Solo sintió mi mano detrás de el, tomándole por el codo con total elegancia pero apretando como grillete el salvaje temperamento del joven que, viéndome con total incredulidad y soberbia, me interrogaba- ¿Que se supone que esta haciendo señor?
Solo parpadee rogando se detuviera y eso basto para devolverlo a la realidad de afrontar ahora la mirada acusadora de su padre que de lejos le observaba con desaprobación arcaica, con la cerviz dura y la mirada penetrante de los viejos lideres religiosos de la época del Mesías. ¿Es que esta actitud nunca pasara de moda?
Recostó su cuerpo de nuevo contra la escalinata y secando su frente con sus dedos me miro contristando sus ojos, percatándose de algo en lo que no había reparado antes.
-¿Quien es usted? No es familia, ni trabaja con mi padre, ni es un inversionista, no uno al menos que mi padre invitaría a la boda de su hija....
-Mas bien de su hijastra, querrás decir.
-Así quiere el que la llame desde que se caso con su madre. No desea que la vea como otra cosa que no sea su hija legitima.
-Una hija muy rica por cierto, a quien su padre dejo toda la fortuna en vez de a su madre, me pregunto porque......
-La conozco desde que eramos niños. Crecimos juntos. Al morir su padre, el mio decidió casarse con su madre y … pero, ¿quien es usted? No me lo a dicho. ¿Se a colado a esta fiesta como paparazzi o trabaja en seguridad?
-Ni una cosa ni la otra. Digamos que soy un poco usual interés económico de su padre...
-O sea que debe ser científico entonces, pues mi padre solo se interesa en la inversión de nuevos inventos, o como le llama el “nuevos recursos financieros” y seguro estoy de que usted a de haber creado algo con un símbolo monetario grabado en su caja de empaque. No habría otra manera de interesar a mi padre.
-Mm... interesante. Debo decirle que lo tendré en cuenta al momento que decida presentar algún proyecto de ese estilo en el futuro.
-Me quiere decir que no a creado o diseñado nada que sea vendible? - pregunto con incredulidad el joven quien ya había echo transpirar a la camarera al vaciarse la ultima copa - Nada? Nada de nada? Un carro nuevo? Alguna medicina milagrosa? Un nuevo y original diseño de ropa?
-Mm... No. Pero debo decirle que sus propuestas me resultaron atractivas de utilizar. La próxima vez que tenga dinero para invertir en algún negocio sabre en que hacerlo.
-Pero es que no entiendo. Si no diseño, ni creo nada nuevo y único, que haga a mi padre mas rico aun...como puede ser que el viejo ogro tenga algo de interés en usted?
-Quizás este “viejo ogro” que tu dices no sea mas que una simple mascota vistiendo el caparazón prestado de una tortuga.
-¿Que? Creo que yo bebo y le afecta a usted.
-Seria quizás posible, sino fuera por el echo de que su bebida no contiene la mas mínima gota de alcohol; aunque admito que sigue escurriendo por su garganta con mucha pasión,
-Pero... y en que a cifrado mi padre su interés en usted?
-No a sido su padre precisamente quien a fijado interés en algo que le concierna. Óigame usted joven amigo... a que se dedica?
-Dedicación?... De trabajo me habla? Bueno, digamos que reparto mi horario entre avergonzar a mi padre, hacerle enojar casi las 24 horas al día y aburrirme en casa... Eso es lo que deben haberle dicho sobre mi, me supongo.
-Bastante acertado, por cierto. Pero, a que realmente te dedicas?
Tomando la “ultima de las ultimas” botellas que descansaban sobre la mesa mas cercana, sin quitar la vista de la joven pareja agasajada y con paso veloz, con el cuerpo torpe y errante no a causa del ausente alcohol en su mente sino debido al enojo, salio disparado de aquella conversación rumbo a la puerta de salida.
-Y... por cierto, “extraño”... y todos ustedes grupo de ineptos que solo lamen las botas de mi padre... -grito a voz en cuello el joven que ahora intentaba volver a ponerse su abrigo- Soy Astrofisico! Quien de ustedes puede siquiera llegarme a los talones? He? Díganme haber.. quien de ustedes puede siquiera lamer miiis... botas?
Solo unos segundos de silencio tras su bochornosa huida fue la única gratificación otorgada a su meritorio rol académico. Sin aplausos, sin ovación, sin laureles. Igual que el día de su graduación. Nada que marcara un genuino reconocimiento a sus casi dos décadas enjaulado (desde sus apenas 36 meses de nacido) entre las verjas de una de las mas prestigiosas academias para niños genios en el mundo. Un silencio que solo se rompió por unos segundos para dejar oír a mis manos darle su anejado deseo de recompensa y ser interrumpida prontamente por el padre ordenando con furiosos ademanes a los músicos seguir con su presentación. Con un gesto rápido de gratitud aquel joven bañado en lagrimas me despedía de lejos dando la vuelta ahora para salir de su infame castillo y perderse en la oscuridad relativa de la noche cosmopolita.
Despreciado y sin rumbo fijo ni permiso para sonar; así fue como le conocí, aquella incierta noche de agasajos.
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